Medicina antigua, más actual que nunca

 

El sangrado en la antigüedad

Los efectos de la costumbre


Si creemos que ya es obsoleto el conocimiento que acumularon por la experiencia, los medicos antiguos que sólo sabían curar con plantas, estamos muy equivocados. Veamos este párrafo escrito por el Dr. J. Alibert, en 1806, donde nos describe cómo una sustancia medicinal pierde su efecto si se le emplea por demasiado tiempo, y cómo el cuerpo intenta deshechar sustancias que le son tóxicas por medio de la tos, las flemas, etc.:

"Los efectos de la costumbre sobre el cuerpo humano son dignos de consideración. Nadie ignora que una substancia que produciría al principio una impresión violenta sobre nuestro organismo, continuada, llega á perder su fuerza y que muchas veces llegamos acostumbrarnos con los venenos. Por esto se aconseja la interrupción del uso de ciertos remedios, cuya virtud parece que no se recobra sino absteniéndose ellos por cierto tiempo.

El médico debe conocer el poder de los hábitos, debe saber, por exemplo, que los movímientos excitados por el ejercicio de alguna excreción (expulsión de sustancias que pueden ser tóxicas para el cuerpo humano) son absolutamente necesarios, y que quando la naturaleza ha visto que este es el medio de mantener la salud se obstina en sostener tal ó tal evacuación.

¿Quién ignora que toda la teoría de ciertas enfermedades crónicas consiste únicamente en el hábito de algunos movimientos dirigidos sobre esta ó aquella parte para evacuar la materia que importuna repetidamente á la naturaleza? En este caso se hallan ciertas toses catarros, vómitos, fluxos, etc. que llegan á hacerse afecciones habituales.

Por esta misma razón los movimientos espasmódicos degeneran freqüenteniente en hábitos, y muchas veces en enfermedades hereditarias.

Ninguno mejor que Stahl habia profundizado el admirable fenómeno de los hábitos en sus respectos con la Therapéutica. Hay en el hombre, dice este célebre médico ciertas evacuaciones artificiales, así como las hay naturales. Esto lo comprueba la costumbre que había tenido cierto hombre de sangrarse todos los meses, que si lo diferia (omitía) alguna vez sentia una pesadéz general seguida de una hinchazón dolorosa en la vena mediana del brazo, que llegaba á ser del tamaño de una nuez.

Otro hombre de temperamento melancólico y susceptible de vivas emociones (nervioso), se halló envarado de los hombros y espaldas, sufriendo una tension dolorosa por haber abandonado la costumbre que tenia de hacerse unas sajaduras (cortes o incisiones en la carne) y murió al fin leucoflemático por no haber querido restablecer su antigua costumbre."

Comentarios

Entradas populares