Las prácticas de los nativos americanos y la medicina regular


Como se incorporó la herbolaria a la medicina regular 

En 1820, cuando se publicó la primera Farmacopea de los Estados Unidos, 130 de las 296 sustancias enumeradas eran remedios de origen nativo americano (Vogel, 1970).

Muchos médicos de esa época observaron las prácticas de los nativos americanos e incorporaron medicinas a base de hierbas en sus propias prácticas. Al igual que en la medicina occidental, los nativos americanos usaban remedios a base de hierbas particulares para abordar procesos de enfermedades particulares: la raíz de la fitolaca (Phytolacca amaricana), en inglés Poke root,  se usaba como cataplasma para el cáncer de piel; la raíz de la serpentaria (Eupatorium rugosum) en inglés snake root, se utilizó para mordeduras de serpientes y dolencias pulmonares; y la lobelia se utilizó para la sífilis (Vogel, 1970). Los Cherokees descubrieron que la raíz de la rosa india (Spigelia marilandica), en inglés Pinkroot era una excelente cura para los expulsar los gusanos. “Un siglo después, la raíz india en polvo era un tratamiento estándar para los niños con gusanos y se encontraba prácticamente en todas las tiendas de boticarios” (Griggs, 1981, p. 133). Los elementos naturales que los nativos americanos usaron para suprimir la ovulación y controlar el ciclo menstrual eventualmente contribuyeron al desarrollo de los anticonceptivos orales siglos después. Otro ejemplo de su conocimiento avanzado fue el uso de mohos y hongos. Aunque tal vez no se dieran cuenta de cómo y por qué funcionaban los mohos en la atención de la salud, sin duda empleaban los principios básicos de los antibióticos modernos (Vogel, 1970).

Las mujeres, que eran las curanderas y herbolarias predominantes antes del cambio del siglo XX, fueron las primeras en incorporar los remedios nativos americanos en sus propios repertorios de soluciones a base de hierbas para enfermedades y aflicciones. Antes de la década de 1860, la mayoría de las familias eran tratadas por mujeres que recogían sus remedios caseros en bosques y arroyos cercanos o los cultivaban especialmente en sus jardines (Caplan, 1989). Una de estas mujeres, Martha Ballard, se describe en detalle en un relato histórico de Ulrich (1991, p. 53). El diario de Martha, escrito a finales de 1700, ofrece una idea de lo que los curanderos como ella creían que era la medicina. Ella escribe: “La naturaleza ofrece soluciones a sus propios problemas. Los remedios para las enfermedades se pueden encontrar en la tierra, en el mundo animal y en el propio cuerpo humano".



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